Si últimamente sientes malestar o emociones intensas que llegan a afectar a tu vida cotidiana, puede ser un buen momento para comenzar una terapia psicológica.
Cuando nos torcemos un tobillo, no podemos estar seguros de lo que nos sucede hasta que no consultamos con un médico y nos hace una radiografía.
¿Se tratará de una fractura, un esguince o una tendinitis?
En esta situación, asumimos que al no ser expertos en medicina, no podemos auto-diagnosticarnos. Carecemos de los conocimientos y los recursos necesarios para hacerlo. Queremos que nuestro pie mejore porque lo utilizamos todos los días para caminar, correr, saltar… pero el dolor se termina haciendo muy presente. En este contexto, no dudamos en pedir ayuda médica.
Siguiendo esa misma lógica, cuando se trata de nuestra salud mental, a menudo enfrentamos desafíos que son difíciles de comprender por nuestra cuenta. Es como si algo en nuestro interior nos genera malestar, pero nos falta el conocimiento especializado para entenderlo. Del mismo modo que no podemos determinar si tenemos una fractura sin la evaluación de un profesional médico, o si la mejor solución es un vendaje o una escayola. Pudiendo contar con profesionales dispuestos a brindarnos apoyo, ¿por qué tendemos a soportar el malestar emocional sin entender de dónde viene? o ¿sin saber cómo gestionarlo?.
Nuestros pies nos guían en la vida cotidiana y nuestra salud mental en las áreas importantes de nuestra vida.
