¿Cómo sobrevivir a las reuniones familiares sin perder la calma?

diciembre 20, 2024

Las reuniones familiares pueden ser fuente de alegría o estrés. En este artículo, te enseñaremos cómo manejar reuniones familiares sin estrés para disfrutar de esos momentos sin tensiones.

Seamos realistas, la mayoría de las vacaciones (independientemente de que sean con amigos, compañeros o familia) pueden parecerse un poquito, o mucho, a un campo de batalla. Sin embargo, hay algo que se da particularmente en algunas reuniones familiares y es que tienen la capacidad de generarnos una mezcla de ansiedad, agobio e incluso miedo. Esto es porque aunque nos hayamos acostumbrado a las pequeñas formas en que nuestras familias pueden ser “disfuncionales” y aceptemos esto como una especie de “normalidad”, el dolor persiste. Este dolor aparece especialmente cuando salimos de esos encuentros con la sensación de no haber sido aceptados o amados por quienes más deberían apoyarnos.

Las dinámicas dentro de una familia pueden ser complicadas, especialmente para quienes llegan a ella como pareja, hijastro o cuñado/a. A veces, algunas personas (seamos sinceros: los suegros) no tratan a quienes no nacieron en la familia con el mismo nivel de amabilidad que muestran hacia sus parientes de sangre o incluso a sus amigos. Luego están las clásicas rivalidades entre hermanos, la tía entrometida, el primo crítico y opinador, o la nueva cuñada que parece incapaz de decir una palabra amable. Todos tenemos nuestras propias versiones de estos familiares. Para algunos, incluso, hay parientes que solo aportan negatividad. Su toxicidad afecta tanto que estas reuniones se vuelven tan dolorosas que llegamos a detestar las fiestas.

Independientemente del tipo de familia que tengas y del tipo de vacaciones que sean parte de tu tradición, aquí te traemos 10 tips para afrontar las Navidades con menos drama y más calma.

1. Está bien decir «no»

Solo porque alguien sea “familia” no tiene por qué significar que toleres las mentiras, el drama, la manipulación y las faltas de respeto. 

Conecta con tus propios límites, está bien si necesitas rechazar invitaciones y autocuidarte quedándote en casa. Prioriza tu salud mental y establece límites que te permitan disfrutar de las fiestas según tus valores. Te mereces ser feliz celebrando las Navidades incluso aunque seas tú y tu perro (¡o tu solo/a!). 

2. Prepárate mentalmente

Si finalmente decides acudir, anticipa los posibles “retos” y las dinámicas establecidas que puedan darse. Entender que no todas las interacciones van a ser agradables te ayudará a abordarlas con más calma. Prepárate para esa conversación con tu tía María sobre cuándo te “echas novio”, por qué no cambias de trabajo o cuando te señala que has cogido algo de peso. Crea estrategias como tomar descansos breves, apoyarte en alguien que vaya a acudir que sea de tu confianza o distrae tu atención con aquellas cosas agradables que sí que tiene esa reunión (juega con tu primo pequeño, saborea la comida con detenimiento…). Es importante que te sientas seguro/a, incluso con la ropa y el peinado que lleves. A veces, ponernos un “escudo exterior” puede ayudarnos a sentirnos seguros en nuestro interior.

3.  Modera tus expectativas

Habitualmente nuestras expectativas pueden ser una fuente de decepción.

¿Te pasa que siempre tienes la esperanza de que este año va a ser diferente? Tranquilo/a, no eres el/a único/a. Es algo habitual en lo que a la familia respecta (“¿y si este año las vacaciones son perfectas?”, “seguro que mi cuñado está más tranquilo”, “mi madre puede que no comente mi ropa…”). 

Pero… cada año, la misma decepción. Realmente no ha cambiado nada y eso, te genera más estrés. La verdad es que las Navidades perfectas no existen y no a todo el mundo le vas a caer bien. Conoce y acepta las imperfecciones. Si ajustas tus expectativas a la realidad te sentirás más en calma. 

4. «Let it go», es decir, déjalo ir

Cuando tomas la decisión de aceptar la situación tal cual es, hay una liberación de estrés.

Aprende a soltar resentimientos del pasado, focalizarse en lo que estuvo mal o lo que te sigue sin gustar de las personas que te rodean solo te generará más malestar. Acepta las imperfecciones y concéntrate en crear momentos positivos en lugar de insistir en los negativos. Esto te ayudará a disfrutar aún más de tus vacaciones y a sentirte más en paz contigo/a mismo/a.

5. Sé amable

Elige amabilidad frente a conflicto, también está en tu mano potenciar el cambio a un mejor clima familiar. 

Aunque no puedes esperar que otros cambien, ¡siempre existe una posibilidad! (No contengas la respiración, pero nunca se sabe). Ya sea con suegros, hermanos o parientes lejanos, aborda las interacciones con una actitud positiva. Los pequeños actos de amabilidad pueden ayudar mucho a disipar tensiones y fomentar un ambiente más agradable.

Incluso cuando alguien es constantemente desagradable, recuerda lo difícil que debe ser vivir con su propio crítico interno. No se trata de justificar un mal comportamiento, sino de tratar a alguien con la amabilidad que no puede ofrecerse a sí mismo. Es un gesto positivo, aunque pueda ser un reto.

6. No se trata de algo personal

Cambia el enfoque de ti, hacia el disfrute colectivo.

Recuerda que todos enfrentan sus propias luchas y, a veces, sus comportamientos no son personales. Comprender que otros pueden estar lidiando con problemas propios te permitirá abordar las interacciones con empatía.

Por ejemplo, los comentarios sarcásticos o condescendientes en la mesa suelen surgir de la percepción de que «tu vida es más fácil» o mejor que la de ellos. Sin embargo, sabemos que las comparaciones solo muestran la superficie, sin revelar el esfuerzo detrás de los logros.

Del mismo modo, las indirectas o incluso ser ignorado puede parecer algo personal, pero recuérdalo: “no se trata de mí”. Muchas veces, la inseguridad y el miedo hacen que la gente actúe de manera desagradable. Su comportamiento agresivo o pasivo-agresivo puede ser una respuesta a sentirse amenazados por ti. Decir o hacer cosas hirientes les da una sensación de control, pero en realidad no tiene que ver contigo.

7. No respondas al conflicto

Siguiendo el consejo clásico de la infancia: si no tienes algo positivo que aportar, lo mejor es no decir nada.

Cuando alguien dice algo grosero o hiriente, puede ser tentador responder en el mismo tono. Aunque es más fácil decirlo que hacerlo, evita conflictos innecesarios eligiendo tus palabras con cuidado y manteniendo un tono positivo.

En lugar de reaccionar, cambia de tema con otra persona, lleva un plato vacío a la cocina o sal a tomar aire fresco. Mantén la calma y maneja la situación con la mayor elegancia posible.

8. Defiende tus límites

Aunque mantener la paz suele ser ideal, hay momentos en los que es importante mantener tu posición.

Identifica lo que es importante para ti y define tus límites. Mantener el respeto propio y evitar situaciones incómodas implica saber cuándo y por qué debes hacer valer tu postura. Incluso si prefieres evitar la confrontación, a veces es necesario trazar una línea. Toma aire, haz contacto visual y di algo como: «Siento que te sientas así, ¿te gustaría explicarme por qué lo piensas?»

Esto no se trata de ser sarcástico o hiriente, sino de abrir el diálogo sin drama, reafirmando que no eres un felpudo. ¿Te cuesta ser asertivo? En este artículo te dejamos algunos TIPs que pueden ayudarte: https://basepsicologia.es/claves-para-mejorar-asertividad/.

9. Conecta con los demás o contigo mismo

“Familia” no tiene por qué significar SOLO “parientes”, y las Navidades pueden ser lo que TÚ quieras que sean. 

Amplía tu experiencia festiva conectando con tus amigos más cercanos o tu familia elegida. Pasar tiempo con quienes aportan positividad a tu vida puede equilibrar las interacciones familiares desafiantes y ofrecerte un sistema de apoyo.

Si prefieres pasar las fiestas solo, relajándote… ¡hazlo! No hay una manera “correcta” de celebrarlas. Si tienes la oportunidad de dedicar tiempo de calidad a ti mismo, haciendo lo que te haga feliz, no te sientas obligado a seguir las tradiciones.

Quizás te ayude leer nuestro artículo sobre autocuidado (https://basepsicologia.es/autocuidado-como-potenciar-mi-salud-mental/).

10. Busca apoyo si lo necesitas

Si solo pensar en una reunión familiar te abruma, busca apoyo. Hablar con un amigo, tu pareja o un profesional puede marcar una gran diferencia en cómo afrontas estas fechas.

Estos consejos se centran en identificar y controlar tus pensamientos y comportamientos, en lugar de intentar cambiar a los demás. Sin embargo, esto puede ser complicado si tu historia familiar incluye experiencias tóxicas, abuso o traumas. Si es así, considera buscar ayuda de un profesional de salud mental para manejar tus desencadenantes y desarrollar una perspectiva más positiva.

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La vida es incierta. Los trabajos son estresantes. Criar hijos es complicado. Las relaciones requieren esfuerzo. Las familias pueden ser disfuncionales. Y, a veces, el amor duele. Cuando enfrentas sentimientos, eventos o problemas que hacen tu vida desafiante, está bien pedir ayuda.

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